La cruda realidad de las Afore
Lejos de garantizar una vida digna a los trabajadores cuyos recursos administran, las Afore suelen incurrir en el ocultamiento o simple despojo de los ahorros para el retiro y para vivienda. A veces lo hacen con el pretexto de cualquier error en los documentos de los interesados, pero pueden llegar a contradecir sus propios estados de cuenta. En estos casos, los reclamos ante la Condusef y ante la Consar suelen ser engorrosos y demorar años, con la agravante de que los afectados se dan cuenta cuando ya llegó el momento de su retiro o están desempleados.
Errores simples como una falta de ortografía, la omisión de una letra, un número o el cambio de fecha, han convertido en un tormento los trámites de jubilación de incontables trabajadores, así como disponer de sus fondos de ahorro para el retiro a fin de sortear la crisis, especialmente cuando perdieron el empleo.
José González Llamas trabajó en forma ininterrumpida durante 33 años en el estado de Jalisco, desde la década de los setenta. Siempre tuvo la seguridad de que, llegado el momento, gozaría de una pensión que le permitiría mantener su nivel de vida. Cuando estaba en activo nunca revisó que sus datos estuvieran correctos, pero tampoco su Administradora de Fondos para el Retiro (Afore) le reportó alguna vez su estado de cuenta.
A la hora de jubilarse, el trabajador acudió al Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) a recoger todo su saldo. Para su sorpresa, su cuenta estaba en ceros.
El problema se debió a que el Instituto Mexicano del Seguro Social asignó a dos personas el mismo número de afiliación. Por ese motivo, después de casi siete años de haberse retirado, José González Llamas todavía hace gestiones para que su Afore le reintegre la totalidad del dinero a que tiene derecho. “Me dijeron que todo era por una homonimia, pero en estricto sentido no fue así”, explica el jubilado, a quien el Seguro Social le asignó el mismo número de afiliación que a Juan José González Llamas, un trabajador del vecino estado de Colima.
Al afectado, que tiene el número de afiliación al IMSS 7670-40-004-1, le fue asignada la cuenta el 7 de diciembre de 2004. En enero de 2009 se le reembolsó el ahorro correspondiente a vivienda; no obstante, su ahorro para el retiro desapareció y su pago sigue pendiente.
El jalisciense González Llamas presentó su reclamo ante la Consar el 30 de agosto de 2006, pero hasta el 7 de noviembre de 2008 le confirmaron que en su cuenta de fondo de retiro en Banamex había 109 mil 272 pesos con 77 centavos a su favor. En los primeros días de enero de 2009 le entregaron un cheque de la subcuenta de vivienda por cerca de 100 mil pesos, dado que nunca utilizó el crédito del Infonavit, y el 14 del mismo mes Banamex le informó que podía cobrar dicha suma en la Afore del banco.
No obstante, cuantas veces dicho pensionado acudió a la Afore Banamex con los estados de cuenta que la propia administradora le envió, los empleados le dijeron que su cuenta estaba en ceros. Un año después, todavía no aparece su fondo de ahorro para el retiro.
Durante la mayor parte de su vida productiva, González Llamas se desempeñó en puestos de mando que requieren de especialización. Ahora analiza el sistema de seguridad social vigente y reconoce que los trabajadores no le dan la importancia que amerita, pero tampoco lo hacen los patrones, los sindicatos, el Seguro Social, las autoridades laborales ni las propias administradoras.
Terrorismo burocrático
Otro caso: a Marcos Martínez Dolores lo dieron de alta en el IMSS y le asignaron el número de seguridad social 628670693-9, compartido con otra persona. Hasta la fecha no ha resuelto el problema, no obstante los numerosos trámites que ha realizado desde el 2 de julio de 2007. Para colmo, un segundo patrón lo registró con ese número compartido y con él obtuvo un crédito del Infonavit.
A partir de entonces, Martínez Dolores inició la corrección del número y le asignaron uno nuevo, el 7690670053-9. Entonces la parte patronal efectuó los descuentos correspondientes al crédito y pagó al Infonavit con el número corregido. Pero el Infonavit le informó al trabajador que tenía pagos atrasados y no tomó en cuenta todos los abonos.
Marcos confió en las promesas de promotores de Afore que, con tal de llevarlo a su empresa y ganarse una comisión, le ofrecieron ayuda que no le dieron. Según datos de la Empresa Operadora de la Base de Datos Nacional SAR (Procesar), este trabajador se dio de alta con Afore Santander en marzo de 2008. Pero dicha Afore fue vendida a la ING y ésta, después de numerosos trámites, el 10 de noviembre de ese año le comunicó a Martínez Dolores que su caso se encontraba “en la etapa 2”, es decir, que Santander envió el dinero a la Afore ING.
Manuel Ríos Vargas, pensionado con el número de seguridad social 0470460087-5, comenzó el trámite de traspaso de sus recursos el 11 de junio de 2007. Al acudir a la Afore Bancomer a retirar las cantidades que aportó del SAR y vivienda, se encontró con que la cuenta correspondiente a esos rubros estaba en ceros porque sus comprobantes de aportación tienen un error en el año de su nacimiento y no aparece el número de CLABE bancaria.
Ríos acudió a Bancomer para presentar los originales de los comprobantes y su identificación, a fin de aclarar la situación y obtener su dinero, pero no obtuvo respuesta. En octubre de 2008 fue a la sede de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) en la Ciudad de México para exponer su caso, y el 3 de febrero de 2009, mediante el oficio DOO/411/02662009, la vicepresidencia jurídica de dicha comisión le informó que el 1 de marzo de 2005 se traspasaron desde su cuenta individual del SAR a la Afore Bancomer 12 mil 328.73 pesos por concepto de retiro y 24 mil 361 en el rubro de vivienda.
El interesado acudió de nueva cuenta a dicha Afore con el oficio de la Consar, pero hasta la fecha le siguen diciendo que dichas cantidades de dinero no se encuentran en el sistema de la Afore Bancomer.
Errores, un pretexto
Enrique Montes Flores, asesor sindical en prestaciones sociales, estima que alrededor de 50% de los trabajadores en activo no tiene certeza sobre el estado de su historial laboral ante el IMSS o ignoran si pueden tramitar sin problemas su pensión por jubilación.
Con 18 años de experiencia, Montes Flores sostiene que alrededor de 20% de las dificultades del trabajador para recibir su pensión tienen origen en las deficiencias del Sistema de Registro Civil. Los errores en las actas de nacimiento “son el pan de cada día” en miles de trámites que para el IMSS representan una carga administrativa, pero que no son prioritarios, por lo que se resuelven con lentitud, “en meses o años”, y con cargo al trabajador.
No obstante, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef) en Jalisco reporta que son mínimos los reclamos relacionados con las operaciones de las Afore. “No llegan ni a 1%”, afirma Moisés Montaño, responsable de Atención al Usuario en la delegación estatal.
Añade que la actividad predominante de la Condusef es la asesoría que proporciona a los trabajadores sobre el funcionamiento de las Afore, la ley del SAR y la previsión social, pero aclara que dichas consultas “no terminan en reclamos o quejas contra las administradoras de los fondos”.
De poco más de 2 mil consultas que atiende cada mes la Condusef, unas mil 200 tratan sobre trámite de pensiones, “especialmente con el retiro de los fondos por pérdida del empleo”, dice el funcionario.
Subraya que la mayoría de los trabajadores desconoce en cuál empresa están sus fondos, qué deben hacer para rastrear los saldos de la subcuenta que técnicamente se conoce como SAR 92-97 y hasta qué cantidad pueden sacar si aún no tienen la edad para la jubilación o si perdieron el empleo.
Un trabajador puede retirar el equivalente a 30 días de salario base de cotización si tiene un mínimo de tres años en la Afore. Si tiene cinco años, puede disponer de hasta 90 días o de 11.5% del saldo de la cuenta de retiro, cesantía y vejez, la cantidad que resulte menor.
Raquel, quien no quiso dar sus apellidos y se encarga de orientar a quien solicite informes sobre la afiliación, aportaciones del patrón y semanas cotizadas en una subdelegación del IMSS en Guadalajara, ha notado que en los meses recientes han aumentado las solicitudes de comprobantes de baja ante el instituto con el fin de retirar fondos del SAR, pero dice que algunos trabajadores se enteran hasta entonces de que su nombre tiene un error y no se les puede expedir el cheque hasta que el IMSS coteja con el acta y hace la corrección en el sistema. Dicho trámite demora por lo menos tres meses.
Algunos desempleados desisten. Otros, como Hilda Romo, continúan el trámite para evitar problemas al llegar el momento del retiro definitivo, aunque deban hacer largas filas cada tres semanas.
Enrique Montes Flores, quien asimismo es representante de Previsión Social de la CROC Jalisco ante el IMSS, recomienda a los trabajadores que revisen su situación y, de ser necesario, la regularicen antes de que llegue el momento de su retiro. Añade que muchos renuncian a su derecho por carecer de información y apoyo, o bien porque suponen que van a recibir sólo migajas que no justifican el esfuerzo.
Puntualiza que la reforma a la Ley del SAR de julio de 1997 generó expectativas de mejora en las pensiones de los trabajadores que están lejos de cumplirse, en buena medida debido a los problemas de los registros.
La trampa, explica Montes Flores, radica en la base de datos del SAR, que siempre ha tenido errores en las actas de nacimiento de los trabajadores y hasta la fecha no se han corregido, situación que aprovechan las Afore para lucrar con los ahorros del retiro. Además, enfatiza, cuando hay un conflicto dichas empresas no tienen empacho en declarar que la culpa es de los trabajadores por no estar atentos a lo que sucede con sus recursos.
Según Berenice Ramírez López, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, las Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro (Siefore) tienen rendimientos hasta de 7% por la presunta administración de los ahorros, pero los trabajadores sólo obtienen 1.5% (La Jornada, 4 de octubre de 2009).
A su vez, Jesús Gutiérrez Gurrola, abogado laboralista, indica que la Ley del SAR faculta a las Afore para administrar los ahorros de los trabajadores en inversiones de bajo riesgo, pero les exige que mantengan la seguridad de los recursos.
Opina que se debe reformar dicha ley para que al fin se cumpla con la promesa de pensiones decorosas que hizo el gobierno de Ernesto Zedillo cuando privatizó les pensiones del IMSS.
Con datos de la Consar, Gutiérrez Gurrola sostiene que en 2008 se invirtió en la Bolsa de Valores sólo 11% de los 838 mil millones de pesos del SAR, es decir, unos 71 mil 600 millones de pesos. El desplome bursátil esfumó 64 mil 400 millones de pesos, es decir, 9 de cada 10 pesos. Ahora el gobierno federal pretende invertir los ahorros de los pensionados en obras de infraestructura históricamente fracasadas, como las carreteras rescatadas, o permitir a los bancos cobrarse de esos fondos las deudas por tarjetas de crédito de los trabajadores, dice.
Gutiérrez y Montes coinciden en la importancia de sancionar a las sociedades de inversión que reporten pérdidas, porque deben garantizar el manejo saludable de los fondos, y sugieren que el gobierno federal y los ayuntamientos emprendan una campaña nacional de corrección de actas de nacimiento, como se hace anualmente durante septiembre con la promoción masiva de testamentos.
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